La corrupción política en la Comunitat Valenciana. Entrevista a Palmira Chavero

Palmira Chavero es Doctora en Ciencias de la Comunicación y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid y colaboradora del departamento de Sociología y Opinión Pública en la Facultad de Ciencias de la Información de esta misma Universidad.
 
Especialista en Comunicación Política y periodista de profesión, Palmira ha llevado a cabo una investigación sobre la corrupción política en los medios de comunicación centrándose en el caso Gürtel, cuyo epicentro se ubica en la Comunidad Valenciana. Palmira presentó una comunicación sobre esta investigación en el II Congreso Internacional del GIGAPP (Grupo de Investigación en Gobierno, Administración, y Políticas Públicas), celebrado en 2011 en Madrid, y fue galardonada con uno de los Premios Jóvenes Investigadores Joan Prats 2011.
 
Hoy en Avapol hemos querido conversar con Palmira sobre la corrupción política, la percepción ciudadana sobre este hecho y el papel actual de la prensa española en la conformación de la opinión pública, entre otros temas.  
 
Buenos días, Palmira. Cuéntanos, en primer lugar, ¿cuál es la motivación que te lleva a estudiar la corrupción política en los medios de comunicación?
 
Hola, Lucía. El tratamiento que los medios hacen de la corrupción política es uno de los muchos aspectos que nos interesan dentro del ámbito de la Comunicación Política, que es el área en el que trabajo. Por un lado, la percepción de los ciudadanos en los últimos años es de un incremento de la corrupción y deslegitimación de la clase política; por otro, los medios siguen siendo la principal vía que tienen los ciudadanos para conocer los asuntos que trascienden su entorno más cercano, como pueda ser un caso de corrupción (aunque es cierto que disponen de otras herramientas). Por tanto, la inquietud inicial era conocer cuál es la información que los medios están ofreciendo a los ciudadanos que, a fin de cuentas, es un componente fundamental a la hora de que éstos formen su propia opinión en esta materia. Es decir, se trataba de conocer si los medios estaban siendo neutrales ante un tema tan importante, asumiendo que eso podía estar influyendo en la imagen que los ciudadanos tienen de la corrupción política.  
 
Y, dentro de la temática de la corrupción política, ¿qué es lo que te lleva, como investigadora, a centrarte en el caso Gürtel? Afirmas en tu artículo que “se trata de un caso de corrupción de alto nivel”.
 
Además de la trama Gürtel, en la última legislatura aparecieron otros casos de corrupción política (Pretoria en Cataluña, los EREs en Andalucía, etc.) y en todos hemos estudiado el papel de los medios, pero ninguno de ellos alcanza la relevancia mediática de Gürtel. Lo peculiar de Gürtel, además de su magnitud, es que irrumpe en la esfera pública en la precampaña de Galicia y Euskadi (2009), desviando así la atención desde los temas económicos hacia uno político. Si miramos hacia atrás, vemos que después del estallido de la crisis económica en 2008, estas elecciones eran las primeras en las que el partido en el gobierno podía pagar la crisis; en este contexto tan delicado para el gobierno socialista, El País saca a la palestra un caso de corrupción que afecta al PP. Con ello consigue desplazar el tema económico, que a priori podía perjudicar al PSOE, y fijar la atención en un tema que dañaba al PP.
 
Hay que tener en cuenta que no es un caso más de corrupción, sino que salpica a personalidades de primera línea como el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, el exvicepresidente Víctor Campos, el exsecretario general Ricardo Costa y otros cargos de la Comunidad de Madrid y Galicia. Eso lo convierte en un caso de alto nivel, la implicación de dirigentes del máximo nivel, y es también lo que complica todo el proceso judicial, pues se ponen en marcha estrategias políticas y, como se ha visto, también de los propios medios de comunicación.  
 
¿Cuáles son las principales hipótesis de las que parte tu investigación?
 
La principal era comprobar si los diferentes medios de comunicación, siguiendo sus adscripciones ideológicas, habían tratado el caso Gürtel de manera distinta. En otras palabras, si los medios estaban primando la rigurosidad informativa a la hora de tratar un tema tan importante o, por el contrario, se movían por criterios ideológicos. A medida que la investigación se dilataba en el tiempo y se daban a conocer más aspectos del caso, se hacía interesante también ver cómo iba cambiando el posicionamiento de los medios. Es lo que sucede en el caso de El Mundo, por ejemplo, que al principio abraza la teoría de la conspiración y ataca a Baltasar Garzón (juez instructor) y poco a poco se va desvinculando hasta que acaba pidiendo la dimisión de Camps.  
 
Afirmas que los medios de comunicación, tienen una función teórica: hacer de mediadores entre el sistema político y los ciudadanos. ¿Existen, pues, otras funciones distintas que podamos encontrar en la práctica?
 
Más que funciones, prácticas. Una de las características del sistema mediático español (de “Pluralismo polarizado”) es la estrecha relación que se establece entre los medios y los partidos políticos, de manera que lo que se da en la práctica es que ambos tratan de influirse y en muchas ocasiones vemos cómo los medios tratan de marcar la agenda a los propios partidos; a veces lo consiguen. El alineamiento de los medios con los partidos hace que los intereses políticos primen sobre los netamente informativos; lo que nos encontramos en el caso español es que, más que defender a su opción política afín, la prensa ataca al adversario ideológico.
 
El hecho de que los medios atiendan a otro tipo de intereses más políticos o ideológicos hace que el ciudadano quede relegado a un segundo plano, con lo que esa función teórica de mediadores se desvanece en la práctica, cuando lo importante deja de ser informar a la audiencia.
 
Además, hay que tener en cuenta que los medios de comunicación forman parte de grandes holdings, es decir, tienen también una lógica económica que les condiciona; y los negocios integrados en esos grupos cada vez son más variados y el mismo grupo empresarial puede tener, además de otros medios de comunicación, negocios financieros, inmobiliarios, energéticos o de cualquier otro tipo. ¿Puede el ciudadano esperar que un medio denuncie prácticas ilícitas o ilegítimas de un partido si de ese partido depende, por ejemplo, la concesión de licencias audiovisuales al grupo mediático?  
 
Distingues a lo largo del artículo entre prensa conservadora y prensa progresista. ¿Podrías hacernos un breve “mapa de posición ideológica” de la prensa analizada?
 
En este trabajo se analizan ocho periódicos: El País, El Mundo, ABC (Sevilla), La Vanguardia, El Periódico de Cataluña, Levante EMV, La Voz de Galicia y El Correo. Con ellos se cubre todo el espectro ideológico de la prensa española de referencia, desde las posiciones más conservadoras como Abc y El Mundo hasta las más progresistas como El País o El Periódico de Cataluña, pasando por otras también conservadoras pero más moderadas como La Vanguardia y La Voz de Galicia, y otras cabeceras con un alineamiento ideológico menos explícito o más oscilante, como El Correo o Levante EMV. Titulares como “Garzón en la diana” (El País) o “Garzón sigue de cacería contra el PP” (El Mundo) son muy ilustrativos de las dos posturas opuestas.
 
En todo caso, conviene tener en cuenta que el mapa mediático, aun teniendo unas tendencias ideológicas muy marcadas, está en continua modificación. Por ejemplo, el periódico de gran tirada más progresista que hemos tenido en los últimos años, Público, estaba apenas empezando a andar cuando comenzamos este estudio y en poco tiempo se posicionó entre los grandes para desaparecer después; el caso de El País también es significativo, ya que en los últimos dos años está desplazando su posicionamiento hacia la derecha desde su punto de partida, o eso es al menos lo que se desprende de su análisis.
 
En el caso de los periódicos regionales, si bien se posicionan ante los temas importantes, lo hacen de manera menos explícita, por lo general porque pertenecen a grupos más pequeños, con más problemas de financiación y también porque tienen un trato más cercano con el poder (económico y político), lo que acaba por condicionarles.  
 
Cabe recordar que el caso Gürtel, que perjudica al PP, no es el único caso de corrupción que sale a la luz durante la secuencia temporal que analizas. Existen otros casos que afectan a otros partidos políticos. ¿Cómo maneja la prensa de distintas tendencias estas informaciones?
 
En efecto, en el período analizado también salen a la luz otros casos, como Pretoria o el de los EREs de la Junta de Andalucía, ambos afectan al PSOE: en Cataluña el primero y en Andalucía el segundo. Aun a falta de un estudio más exhaustivo de estos casos concretos, lo que podemos comprobar es que los medios sacan a la palestra los casos de corrupción cuando afectan al partido “adversario”. El País da mucha cobertura a Gürtel porque afecta al PP pero le presta mucha menos atención al tema cuando afecta al PSOE. De la misma manera, ABC y El Mundo intentan contrarrestar esa posible erosión al PP con el tratamiento que le dan a los casos Pretoria y de los EREs, a pesar de que éstos tienen una dimensión menor. ABC (Sevilla), por ejemplo, publica 35 portadas/editoriales desfavorables al PSOE-A y sólo una contraria al PPCV en todo el período. Es decir, lo que el estudio del caso Gürtel nos dice es que la prensa, ante un caso de corrupción política del máximo nivel, no está defendiendo la democracia, la transparencia o el buen gobierno, sino que defiende a su partido afín, y eso lo hace a través de una estrategia clara de ataque al adversario.  
 
Distingues entre la agenda mediática y la agenda pública. ¿En qué consiste cada una de ellas?
 
La agenda mediática se refiere a la agenda de los medios de comunicación, donde estudiamos tanto los temas publicados como el orden y la manera en que aparecen. Esta agenda en principio depende de muchos factores, pero cada vez está ganando más autonomía.
 
Al hablar de agenda pública nos referimos a los temas que les preocupan a los ciudadanos, que en nuestro caso estudiamos a través de los barómetros. Al igual que la anterior, está influida por muchos factores, desde la experiencia personal hasta los medios de comunicación, entre otros. Lo significativo es que para conocer los temas que escapan de su entorno, los ciudadanos dependen de los medios de comunicación y éstos, a su vez, pretenden que los ciudadanos asuman como propia la agenda que ellos (los medios) proponen. El resultado es que nos encontramos en una suerte de lucha en la que los medios presentan a la audiencia una serie de temas que consideran los más importantes en tanto que los ciudadanos siguen teniendo cierto grado de autonomía para asumir o no esa agenda.
 
La corrupción no sólo afecta a la agenda mediática sino, como bien apuntas en el artículo, también afecta a la propia ciudadanía. ¿Cuál ha sido la percepción ciudadana respecto a la corrupción? ¿Han castigado electoralmente a los partidos corruptos, como cabría esperar?
 
En este aspecto se da una paradoja, porque la preocupación de los ciudadanos con respecto a la corrupción ha aumentado en los últimos años (está entre los problemas más importantes), probablemente porque también crece la percepción de la corrupción; sin embargo, ha sido precisamente en la última legislatura cuando más medidas se han tomado para combatirla. A partir de aquí podemos hacer dos consideraciones: bien ha aumentado mucho la corrupción a nivel local y eso es lo que detecta el ciudadano (porque lo conoce de manera directa, sin recurrir a los medios) o bien la cobertura que están dando los medios de este tema está teniendo mucha influencia en la audiencia. O ambas. Entre 2008 y 2011, casi un 10% de las portadas y editoriales de la prensa tenía a la corrupción política como tema principal. Conviene tener presente estos datos al analizar la desafección hacia la clase política, pues ambas variables están muy relacionadas.
 
A pesar de todo, y aunque con estos datos no se puede establecer una relación directa entre corrupción y voto, no parece que los ciudadanos estén castigando electoralmente a los partidos implicados; hay algunos trabajos de investigación previos muy interesantes que apuntan en esta línea. Si tenemos en cuenta los datos de la Comunitat Valenciana, que fue el epicentro de la trama Gürtel, vemos que el entonces presidente ‘popular’ (imputado), Francisco Camps, revalidó la mayoría absoluta en las elecciones de mayo de 2011. A nivel general, el PP venció esas elecciones municipales y autonómicas por un margen de 9,74 puntos con respecto al PSOE. Aunque conviene analizar cada cita electoral en su contexto, no parece que la corrupción haya afectado mucho al PP, o al menos no lo suficiente como para que su electorado le retire la confianza. Esto nos puede llevar a cuestionarnos si, en último término, el ciudadano tiene asumida la corrupción como una constante dentro de la clase política y ésa es la razón por la que no la penaliza en las urnas, lo cual debiera hacernos reflexionar bastante.  
 
Una última cuestión que me gustaría hacerte, Palmira. En el análisis de contenido de la prensa también mencionas una frase que me ha llamado profundamente la atención “lo que cabría esperar de una prensa independiente y crítica”, y que, deduzco que estamos ante todo lo contrario. ¿Qué es para ti, Palmira, una prensa independiente y crítica?
 
Desde el momento en el que la prensa se sirve de la corrupción política como una herramienta para atacar al adversario ideológico y, más aun, desde el momento en el que la prensa tiene algún tipo de adversario ideológico, está dejando de ser crítica y, por supuesto, independiente, pues está priorizando una serie de objetivos que en teoría no son los suyos y que se alejan del verdadero Periodismo. Cuanto más cerca esté de un partido, más lazos le unirán y más relaciones de dependencia establecerá con él. De la misma manera, a medida que un medio de comunicación crezca empresarialmente e incremente las relaciones con otras entidades y grupos (bancos, empresas, lobbies…), menos independiente será. Una prensa realmente independiente y crítica debiera estar vigilante de los abusos del poder y de las instituciones, velar por una verdadera democracia y participar en la construcción de una opinión pública crítica y autónoma. En definitiva, creo que debiera ser aquélla comprometida con la información rigurosa y, de posicionarse, lo hiciese del lado del interés ciudadano, no del poder político. A pesar del sistema mediático actual, en España tenemos muy buenos profesionales para esa tarea, pero a menudo nos encontramos con que muchos medios de referencia acaban por estar al servicio de los números –como empresas–y del poder –como herramienta política–.
 
Muchas gracias por atender a Avapol y compartir tu investigación con nosotros, Palmira.
 
Muchas gracias a vosotros, Lucía.
 
Puedes descargarte el TEXTO INTREGRO de la investigación haciendo clic aquí
 
Palmira Chavero tiene actividad en Twitter y quien lo desee puede comunicarse con ella a través de @p_chavero

 
Lucia Campos Seguí        
Junta Directiva AVAPOL