Las Expectativas mataron al prestidigitador.

El Presidente Obama y el Sr. Romney se presentaban ante la audiencia global (si, las elecciones en USA ya no les conciernen solo a ellos) con una ligerisima ventaja a favor del Presidente, alimentada en gran medida por los graves fallos de comunicación de su rival.
 
La noche le era propicia, se enfrentaba cara a cara con su rival en una lid que no le era ajena y en la que muchos le consideraban especialista, la bancada demócrata estaba tranquila. Frente a el, un mormón, esforzado aplicado y de estética aseada pero con fama de tener la lengua muy suelta, recordamos que viene de insultar al 47 % de la población estadounidense y antes lo había hecho con la ciudad de Londres, la comunidad Palestina y repetidas veces con Grecia e incluso España.
 
Repito, todo le era propicio, incluso era su aniversario, una oportunidad de lucirse, de mostrar ese gran orador que encandilo América y el mundo en la campaña de 2008.
 
No fue lo que ocurrió, Obama perdió el debate del fondo y de las formas. Se mostró dubitativo, inconcluso, sin ritmo ni energía, tal vez cansado, inmundo su discurso de “ehs” y muletillas, no ejerció de Presidente, ni siquiera de candidato, salió al encerado con bolígrafo y chaqueta de profesor, en concreto de un mal profesor.
 
Frente a el, un candidato seguro, claro y conciso, hablando por puntos y sin utilizar muletillas. Pero lo más determinante, al menos en mi opinión, fue que Romney sorprendió causando una buena impresión, que por no esperada tiene aun mayor valor. Romney mostró el aplomo de un comandante en jefe y la claridad de ideas de un empresario cuajando una notable actuación y cuyo eco se ve potenciado por la falta de expectativas y valor de la comparación.
 
Los datos hablan por si solos, para la CNN fue un Romney 67% vs Obama 25% y para la CBS Romney 46% vs Obama 22% todas las encuestas arrojan datos similares.
 
La derrota de Obama fue doble y rotunda. En primer lugar por que perdióm claramente y en segundo lugar por que la nación estaba convencida de que ganaría.
 
Dos días antes del gran debate, Gallup hacia publico un estudio donde se afirmaba que el 57% de los norteamericanos esperaban una victoria de Barack Hussein Obama II frente a un 33% de la población que esperaba que el candidato republicano se hiciera con la victoria. Uno puede caer alto cuando su respaldo esta en la alturas y para el Presidente, esos 25 puntos son una posición muy elevada.
 
Las expectativas están matando a Obama por que se enfrenta a su narrativa y nos demuestran que el presidente ha perdido su magia. En el debate de ayer el 61% de la población confesó que el Presidente había estado peor de lo esperado y para el 15% de la población que confiesa que los debates pueden cambiar su opinión es mucho, muchísimo.
 
Obama tiene tiempo de volver a ser el que fue, pero para que América le siga no puede limitarse a hacerlo bien, tiene que volver a brillar, a ser ese gran prestidigitador.
 
Álvaro E. Ortuño
Desde Washington,  Politólogo y socio de AVAPOL

2 comentarios:

  1. No olvidemos que Obama ha tenido siempre su talón de Aquiles en los debates (o que al menos eso nos han tratado de hacer creer). Además, éste es el primero de varios, y quizás el verdaderamente decisivo sea el último. Tener bajos resultados en los primeros puede magnificar los de ese último. De cualquier modo, no estoy seguro de que los debates vayan a darle la vuelta a esta campaña (aunque el equipo de Romney se lo esté jugando todo en ellos).

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  2. Coincido contigo salvo con lo de que siempre han tratado de bajar las expectativas en los debates con Obama. Lo cierto es que los debates tuvieron su impacto, han recortado dos puntos de distancia y en estos momentos están técnicamente empatados en intención de voto. Aunque en los que importa que es el colegio electoral Obama siga muy lejos con casi 60 votos electorales de distancia. No seria extraño en esta elección que el Presidente fuera electo con menos votos que su rival.

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