La
‘Era de la Información’, la ‘Sociedad de la Información, la ‘Era del
Conocimiento’ o sea cual sea el nombre que quiera ser usado para describirlo,
es un hecho que el actual grado de desarrollo
tecnológico ha revolucionado el mundo y nuestras vidas. Sin embargo, los
cambios que han sucedido tienen aspectos positivos y negativos (y el tema que
este texto examina no es una excepción).
El espionaje es una herramienta política y la implícita asunción de la famosa
afirmación de Nicolás Maquiavelo “el fin justifica los medios” ha permitido a
los políticos usarla libremente en sus relaciones políticas (especialmente en sus
relaciones internacionales). Esto ha derivado en algunas consecuencias éticas y
otras de dudosa corrección moral. La existencia de redes de espionaje,
relaciones internacionales ocultas y
flujos confidenciales de información ha sido vox populi hasta ahora, pero algo
ha cambiado y tiene estrecha relación con las nuevas Tecnologías de la Comunicación
y la Información.
El
espionaje era una realidad conocida pese a ser oculta. Además, se trataba de
una realidad aceptada. La pregunta
es: ¿por qué? Una posible respuesta
podría ser que así era porque todos estaban ‘en el juego’. Otra posible respuesta
es que tenía (o tiene) efectos positivos en la defensa del interés nacional – lo
cual no es un argumento débil. Tanto es así que, en 2007 Michael Kapp[i]
afirmó la existencia de efectos positivos del espionaje en el mantenimiento de la paz. Argumentó el
porqué de la ausencia de regulación internacional en este tema diciendo que:
“Cualquier
intento de regular el espionaje acabaría con esta herramienta de los Estados
para determinar las intenciones reales, cualquier regulación formal del
espionaje en tiempo de paz engendraría desconfianza, falta de entendimiento y
desestabilización de las actuales relaciones entre estados” (2007, p.2).
Además,
afirma que el espionaje es una actividad que lleva a la confianza y, así, a la estabilidad. La pregunta aquí es: ¿cómo? Por un lado, la
posibilidad de ser espiado lleva a actividades más transparentes y pacíficas.
Por otro lado, la capacidad efectiva de espiar a un país contrario y recolectar
información sobre él, lleva a mejores y más fiables decisiones para el mantenimiento
de la paz. Como he expuesto, el espionaje lleva a la confianza en el campo de
las relaciones entre naciones pero
algo ha cambiado ¿De qué tipo de cambio estamos hablando?
Las
nuevas tecnologías han introducido nuevas formas de comunicación y también han abierto nuevos campos que explorar por
el espionaje. Además, las gigantescas capacidades económicas y de posesión de
información de las nuevas empresas tecnológicas, junto con su experiencia en
este campo, ha llevado a escándalos
de supuestos tráficos masivos de
información entre éstas y naciones (como, por ejemplo Google y los EEUU). Esta
es una dimensión emergente del espionaje.
Terminé el párrafo anterior resaltando tipográficamente que el espionaje es una
actividad que se refiere a las relaciones
entre naciones. Sin embargo, en el nuevo paradigma, el individuo se vuelve importante y, así, objetivo de actividades de
espionaje, ¿por qué? Tiene que ver con los nuevos riesgos que amenazan la paz,
la estabilidad internacional y el interés nacional. En el contexto anterior de
relaciones bilaterales y multilaterales entre naciones, con el Estado como
único actor en la esfera internacional, espiar al oponente (estatal) era
suficiente. Sin embargo, en el actual paradigma, donde actores no estatales (p.
ej. terroristas) se han vuelto un peligro
fluido[ii]
para la paz, podemos observar como el Estado, principalmente representado por
Estados Unidos, está dando palos de ciego e, inevitablemente, cruzando líneas
rojas. La libertad individual, desde
la Guerra de Independencia de las antiguas colonias americanas, ha sido una
característica básica de la sociedad norteamericana. Sin embargo, esto ha sido repentinamente perturbado no por un
peligro externo sino por su propio Gobierno. Por tanto, las consecuencias
políticas y sociales de estas redes de e-espionaje pueden ser muy grandes.
Las
tecnologías de la información y la comunicación han llevado a la humanidad al
punto en el que una infinita fuente de recursos cabe en la palma de su mano.
Ésta ha hecho al individuo aparentemente más libre dándole información
(posiblemente, la más potente herramienta del presente). Sin embargo, por el
contrario, estas nuevas tecnologías lo han hecho esclavo de éstas en tanto en
cuanto también pueden ser usadas contra él. De espionaje, hemos pasado a e-espionaje; de actividades nacionales
y diplomáticas de espionajes a actividades dirigidas a espiar al individuo; y
desde un probable resultado de mantenimiento de la paz a lo que podría ser una
época de inestabilidad en las relaciones internacionales.
[i] Kapp, M. (2007). Spying for
Peace: Explaining the absence of the Formal Regulation of Peactime Espionage. Chicago:
The University of Chigago.
*Las citas textuales de esta fuente han sido traducidas
por el propio autor de este artículo.
[ii]
El adjetivo fluido hace referencia a la posibilidad de conocer con total
certeza quién es el enemigo. Esto lleva al Estado, en una situación de
desconocimiento, a la desconfianza y a llegar a realizar movimientos en falso.
Se ve, ahora, cómo con EEUU en algunos casos está admitiendo que se ha
propasado en su actividad de espionaje.
Fernando Ntutumu
Socio de AVAPOL
@ntutumu
El autor, en cumplimiento de las normas de publicación del Blog de AVAPOL, declara que el contenido del texto es propio e inédito, que puede ser publicado en su blog personal y que la responsabilidad última del contenido del blog es del autor del mismo, careciendo AVAPOL de ningún tipo de responsabilidad.
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