De tú a tú: Javier Pinazo, profesor de Ciencia Política CEU-CH

Javier Pinazo Hernandis Profesor de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad CEU- UCH y Abogado especialista en Administración Pública Doctor en Derecho por la Universidad de Valencia, Máster en Asesoría Jurídica de Empresas, y habilitado como Profesor Contratado Doctor de Universidad Pública. En la actualidad imparte docencia sobre materias relacionadas con la Administración Pública en CEU, el IVASPE o el IVAP. En su bibliografía puede encontrarse: Administración Pública y Gobernabilidad (2013); El sistema político y administrativo valenciano-obra colectiva- (2012); Comentarios a la Ley de la Función Pública Valenciana- obra colectiva- (2012); El Instituto Valenciano de Administración Pública en el nuevo modelo de empleo público valenciano (2010); Neoinstitucionalismo estratégico y gobernabilidad ( 2007); Empleo público en una nueva Administración Pública (2007); La mayoría de edad de la Ciencia de la Administración desde un enfoque sistémico y prospectivo (2002). 

 1. ¿Cómo conoció AVAPOL? 

Creo recordar que fue en el CEU, aunque desde la creación de la Asociación Valenciana de Gestión Pública (AVGP) en el 2006, estábamos atentos a todo lo que se hacía en la CV en la Ciencia Política, por aquello de no pisar terrenos ya trabajados, y en el escenario apareció AVAPOL. Yo, como vicepresidente de la misma seguí las actividades de AVAPOL, que me parecieron siempre oportunas y complementarias a lo que nosotros hicimos. Estáis ahora en un momento magnífico, con un equipo directivo fabuloso, herederos de los primeros momentos siempre más difíciles. Debéis ser un catalizador y aglutinador para la buena política y la buena administración. Estamos viviendo momentos realmente sin igual para la politología, dignos de análisis científicos cada vez más prescriptivos. 

2. ¿Conocen sus alumnos la Asociación Valenciana de Politólogos (AVAPOL)? 

 Ya lo creo. Nuestro Decano está con vosotros y yo mismo he alentado a la afiliación y buena parte de mis mejores alumnos son parte activa de AVAPOL. Os tenemos mucho aprecio y siempre seréis buenos partners. No son tiempos ya para la fragmentación ni para las vanidades personales o institucionales y no es casualidad que los peores tiempos de la Ciencia de la Administración coincidan con los peores de la política. 

 3. A su modo de ver, ¿Qué relevancia adquiere en el actual contexto el rol del asociacionismo para la ciudadanía? 

Cuando el poder se extralimita, se pervierte o se desvía de sus fines primarios, el mejor antídoto es una sociedad civil fuerte y crítica. Ésta suele conseguir cambios casi siempre, sobre todo si se ayuda de medidas como las TaxRevolt. Sin dinero, los gobiernos no funcionan, no pueden pagar a los órganos represores o a los mantenedores del status quo. Cuanto más fuerte sea la sociedad civil, mejores serán los gobiernos. Si Max Weber dijo en su día “socialización creciente significa también de manera inexorable, burocratización creciente”, hoy además socialización significa también, -sobre todo como contrapunto al individualismo-, asociacionismo y participación crítica y exigente. 

 4. ¿Cuál es el valor que usted más admira de la Política? 

 La franqueza, la honestidad, la valentía y la coherencia. Pero ahí está MONTESQUIEAU quien en Del espíritu de las Leyes diría, “(…) lo que yo llamo virtud en la república es el amor a la patria, es decir el amor a la igualdad. No se trata de una virtud moral ni tampoco cristiana, sino de la virtud política, el resorte que pone en movimiento al Gobierno republicano (…)”. Y ahí están Octavio Augusto o los Antoninos en el pasado de la república imperial. También Churchill o Havelen modelos más contemporáneos. Cada uno en lo suyo, pero con preferencia por la coherencia vital, sugiero a Tomas Moro. En su Utopía o su De Tristitia Christi, se plasman esa inequívoca expresión de coherencia del político al servicio de una causa. También esto puede verse en Las Meditaciones de Marco Aurelio o las Cartas a Olga de Havel. Aquí y ahora aprecio la sencillez y en quienes impulsan discretamente proyectos colectivos de valor público. Adolfo Suarez se nos va y lamentablemente ha fallecido esta semana Iñaki Azkuna, el mejor Alcalde del mundo en el año 2013. Yo tuve ocasión de conocer a su Director de Gabinete, y qué cierto es aquello del buen vasallo para un buen señor. Por aquí hay ‘versos sueltos’ muy meritorios en línea próximas, pero en cualquier caso, cuando surge el caos siempre aparecen elementos neguentrópicos. El político del modelo del bienestar tiene muy mal aquello del “sangre, sudor y lágrimas”. 

 5. ¿Es importante la formación de políticos/-as para una buena gestión pública? ¿Qué papel otorgaría a AVAPOL en esta tarea? 

 Las bases de la separación política y Administración, como uno de los presupuesto de la teoría Clásica de Administración Pública, están en Napoleón (Gran Consejo vs. Ministros) y expuesto en El Político y el científico de Weber o en El estudio de la Administración Pública de Wilson. Ambos coincidirían en la necesidad de evitar aficionados (diletantes o advenedizos, los llama la disciplina) en el ejercicio gubernamental. Yo pediría a AVAPOL la formación de políticos muy críticos e incomodos como el desorden establecido. Una suerte de ‘versos sueltos’ pero a la vez científicamente preparados y comprometidos con sus comunidades. Políticos que representen más a movimientos asociativos que al modelo burocrático-partidista (los del pesebre que diría el recurrente Weber). Necesitamos otra legitimación, –ontológica y epistemológica-, para el ejercicio del poder en aras a restaurar la confianza en la res pública, como depositaria del valor público y de la confianza básica social. El modelo republicano, –anclado en el equilibrio de poderes y el sometimiento a la ley-, hoy por hoy, no tiene competidores, pero necesita de una incesante vigilancia por la sociedad a la que sirve. 


6. ¿Como profesor de Administración Pública, cree que la Ciencia de la Administración tiene algo que aportar en la actualidad? 

 Javier de Burgos diría en 1833 que la Administración es la más útil de las ciencias morales. Para Von Stein, en su Teoría de la Administración de 1861, la administración interna era una de las cinco ciencias políticas. Para Presutti, en 1903, la Ciencia de la Administración era la Ciencia Política. Beard sostuvo en 1939 la cientificidad de la Administración Pública de manera maximalista, comparándola a la física y al administrador con un ingeniero, siendo superior a la Economía. Otros la han considerado la primera Ciencia Social. Para sus detractores no es más que un arte, y razones no faltan para lecturas pesimistas, dado el maltrato que ha sufrido desde la propia universidad y desde el poder, pero no es menos cierto que hay malos políticos, jueces, abogados o empresarios a pesar de las buenas teorías científicas. El problema no es que se aplique mal, sino que no se conoce, ni en su dimensión política ni en la técnica. En mi último libro intitulado “Administración Pública y Gobernabilidad: De los orígenes a los nuevos paradigmas” abogo por una revitalización de la Ciencia Administrativa. En él doy cuenta de la historia y el pensamiento administrativo, e invito a revisitarlo. A la par doy cuenta del fenómeno actual que denomino ‘deconstrucción político-administrativa’ y ‘disolución científica de la disciplina’. Las alegorías de la confusión de Babel o la de la Escuela de Atenas, –como portadas de las dos ediciones-, son representativas del estado de la disciplina. 

7. ¿En qué se concreta lo que se plasma en el citado libro? 

Tiene una finalidad primordialmente divulgadora. De una parte el libro ordena el material teórico básico desde una secuencia histórica y, de otra, analiza la actualidad aplicando categorías propias de la materia. Igualmente contiene un glosario de conceptos, esquemas explicativos y fuentes. Subyace una humilde pretensión sistematizadora, desde un enfoque sistémico-contingente-funcional, es decir, la Administración Pública como instrumento para la gobernabilidad colectiva, como lo fue en sus orígenes modernos. El libro ahora se encuentra bajo licencia libre en http://gigapp.org/es/articulos-destacados/284-administracion-publica-y-gobernabilidad-de-los-origenes-a-los-nuevos-paradigmas 

 8. ¿Por qué se sabe tan poco de la Ciencia de la Administración? 

 En el ejercicio público se sabe muy poco y en la universidad poco también. Muchos pensadores conocidos hablaron sobre ella (González Posada,García-Pelayo,Diez del Corral,..) con profusión y sin embargo no se les conoce por ello. El enfoque como manejo técnico de la Administración Pública ha pervertido su sentido político originario de motor del progreso. La Ciencia de la Administración siempre ha pretendido responder al ‘qué’ (momento político-constitucional) y a la par al ‘cómo’ (momento técnico) en aquello que queremos que sea colectivo en el marco del Estado Social. Es impresionante respecto al ‘qué’, lo expresado por el pensamiento español liberal de la década 1840-1850 y su idealismo por la Administración Pública. Ahí están Ortiz de Zúñiga, Silvela, De Burgos, Olivan, Posada Herrera, pensadores divulgadores y además originarios en su época. En España tuvimos la primera escuela de Administración Pública del mundo en 1843, anterior, incluso a la prestigiosa francesa de 1848. En su momento su expansión fue rapidísima pero el derecho público la arrojó del escenario por diversos motivos y desde entonces no ha dejado de ser un caballero de triste figura. Revitalizada en los ’50 en su aspecto técnico, hoy se halla disuelta en otras disciplinas como la gestión pública, las políticas, la gobernabilidad. etc. 

 9. ¿La idea de Administración es equivalente a la de burocracia? 

La separación política-administración, originaria en Napoleón es uno de los presupuestos de la teoría clásica de la Administración Pública. Consecuencia de ello es la necesidad de una burocracia y de un servicio civil. La burocracia tiene más aspectos positivos que negativos, tanto si se compara con los tipos de dominación carismática o tradicional, como si es entendida en sus postulados seminales. Weber ya apostó por sus bondades (impersonalidad, predictibilidad,…) pero advirtió de sus disfunciones (San Burocracio, la jaula de hierro,…) y Schumpeter la entendió como la principal aliada de la democracia, lo que no obsta a las objeciones mostradas al respecto (Merton, Selznick, Gouldner, Von Misses, Niskannen, Morxtein, Marx,…). Los problemas de la misma son menores que aquellos que genera la supuesta separación Política – Administración, y en todo caso, que las experiencias de la Nueva Gestión Pública han supuesto para una ultraburocracia (modelos de calidad, E-Adm, McDonaldización,..). El debate ahora no es Técnica vs. Política o Democracia vs. Burocracia. El sistema requiere para su regeneración institucional la mejor técnica al servicio de la mejor política. Son las dos caras de la misma moneda. Política sin Administración es ciencia ficción, se dijo, y Administración sin política nos lleva a tentaciones totalitarias o pretorianas. 

 10. ¿Tiene futuro la Ciencia Administrativa? 

 Los últimos debates en el Instituto Internacional de Ciencias Administrativas han versado en torno a la necesidad de buscar una teoría normativa y unitaria sobre la Administración Pública. Debate problemático y ambicioso en los momentos actuales de incertidumbre en tantos aspectos, si bien la idea unitaria y sistémica ya estaba en sus orígenes. Los conceptos ‘buena administración’, ‘administración especial/general’, ‘fomento’, ‘estandarización’,’destajo’, ‘capataz’,’ergonomía’, ‘unidad de acción’,’podscorb’ pertenecen a la Ciencia de la Administración, pero desde distintos enfoques, por eso hay quien prefiere hablar de Ciencias Administrativas. Divulgación y sistematización en primer lugar. Hobbes, Maquiavelo, Tockeville, Montesquiaeu, Rousseau, Mosca...son a la Ciencia Política lo que De Burgos, Bonnin, Von Mohl, Von Stein, Bluntchli, Ferraris, Wilson, Goodnow… lo son a la Ciencia de la Administración. La Ciencia de la Política es al poder, lo que la Ciencia de la Administración es al servicio. Estado social/del bienestar y Ciencia de la Administración pertenecen a la misma filosofía política. Cada momento económico (revolución industrial, fordismo, neoliberalismo) tiene su momento político (Revolución de 1789, 1848, postguerra 1945) y su reflejo administrativo (Administración sistemática, científica, general, tradicional, nueva gestión pública,… ) y así seguiríamos con equivalencias sistémicas en el ámbito de las ciencias sociales, y que es una de las aportaciones del libro. En todo caso la Ciencia de la Administración no tendrá sentido si no se recupera esa concepción política e ideal de lo comunitario, dentro de una reconceptualización de lo público más allá del Estado administrativo y de ese fracaso que ha sido la Nueva Gestión Pública. 

 11. Entonces, ¿qué ha de cambiar en la Administración Pública ? 

 En su tiempo el Barón Karl Von Stein, -no confundir con el posterior Lorenz Von Stein-, ministro de Federico Guillermo I de Prusia y político impulsor de reformas sociales y administrativas de calado, recomendaba que para mantener el espíritu activo de la Administración, sería conveniente además de fusilar cada tres años a algunos ministros, consejeros y generales, el despedir a todos los funcionarios de más de 50 años. La madre Teresa de Calcuta, al preguntarle un periodista sobre qué habría de cambiar con urgencia en la Iglesia católica, contestó; usted y yo. Me quedo con esta reflexión también para la Administración. O sea, que si bien hay que hacer cambios tecnoestructuralese institucionales revolucionarios, la Administración Pública es un reflejo del entorno. Hay más perversión en la sociedad que en la Administración. La crisis económica no la causaron las Administraciones, las cuales no están exentas de responsabilidades. Pero fue la codicia humana, la falta de ética del modelo económico y el soporte político en no pocos casos. Cada sociedad tiene un modelo administrativo coherente. El problema es ético, cultural y antropológico. La nueva Administración Pública. Llevamos 2000 años dándole vueltas a esto, con unos presupuestos filosóficos que son del siglo IV ac y nada cambia sustancialmente, más allá de cierto gatopardismo. Aunque sí somos cada vez una sociedad más empática y menos violenta, la dialéctica patricio-plebeyo/poderoso-proletario/rico-pobre sigue en vigor. El cambio verdadero será por medio del triunfo de lo social (solidaridad, fraternidad,…) sobre lo individual. ¡¡¡La revolución moral, será económica o no será, la revolución económica será moral o no será¡¡¡, dijo el personalista Mounier en los ’50 

 12. ¿Un deseo? 

 Muchos pero relacionados; como profesor que AVAPOL siga creciendo cuantitativa y cualitativamente y que aproveche sinérgicamente los lazos con el CEU de Valencia y que nuestros politólogos ocupen puestos que ahora están en manos de intrusos, poco capaces y en muchos casos, tóxicos para el sistema. Que AVAPOL no deje de interesarse por la Administración Pública como lo ha hecho en el Seminario sobre Administración Pública y Gobernabilidad, del que estamos muy satisfechos, y que inicien líneas de investigación. Necesitamos muchas tesis doctorales sobre Administración Pública en la Comunidad Valenciana. Y sobre todo, como persona de mi tiempo, que no permitamos que vuestra generación, la de mis cinco hijos, se pierda ni se malogre en su talento. Tenéis mucho que decir, y más aún que hacer. 

Laura A. Juan Díez 
Junta Directiva, AVAPOL. 
@Laux_Juan

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