Del escrache al lobbismo y del corporativismo al neopluralismo

“Propongo un cambio de paradigma en la representación de intereses en España”
 
 
En las últimas fechas, se está reproduciendo con asiduidad un fenómeno, cuyo término se ha extendido como la pólvora: el escrache. En este texto no voy a entretenerme en explicarlo dado que este no es el fin. Hago alguna referencia al mismo en mi artículo "Marcaje al diputado, cobradores del Frac y otro tipo de democracia".
 
Retomando la tesis a la que hago referencia en el mencionado artículo, voy a tratar de proponer algunas soluciones y espero que, al final de estas pocas líneas, el título del artículo tenga más sentido para el lector.
 
Básicamente, mi tesis es que el escrache es un fenómeno que goza de una amplísima legitimidad pero que no se debe alargar en el tiempo si no queremos que lleve a un reequilibrio no deseado (por parte de grupos que puedan tener demandas, digamos, con menor apoyo social como, por ejemplo, antiinmigración). Por tanto, es necesario que las fugas que se está produciendo vía movimientos de protesta no convencionales, no regladas, se canalicen por vías regladas, convencionales. Es decir, que se articulen los mecanismos para que no sean "necesarios" mecanismos alternativos.
 
Así lo expresaba hace unos días en un tweet:
 
“Cuando los cauces formales de participación no son efectivos, los cauces informales de protesta se convierten en legítimos #escrache" — (@ntutumu)
 
Por tanto, en mi opinión, y que no se entienda mal, hay que "deslegitimar" estos métodos creando mecanismos alternativos y que satisfagan ese hambre de justicia social basada en una visión más participativa de la democracia.  
 
¿Qué soluciones propongo yo como prioritarias?
 
  • Dar mayor fuerza vinculante a las Iniciativas Legislativas Populares (basadas en unos porcentajes de ponderación y mecanismos que son motivo de otro artículo).
 
  • Replantearnos el modelo de representación de intereses en el escenario político.
La CEOE, los sindicatos mayoritarios (CCOO, UGT), la PAH, Facua, Green Peace, Amnistía Internacional y otras muchas instituciones tienen algo en común: todo son grupos de interés (no voy a pararme a explicar qué son, les remito a esta sencilla definición).
 
En el escenario político se representa un supuesto interés general, a través de las urnas, la actividad parlamentaria y administrativa y a través de referéndum o consultas; el interés corporativo de los grupos de interés; los intereses individuales.
 
  • El interés individual tan sólo, en mi opinión, lo consiguen reflejar los individuos involucrados en política o los que usan medios ilícitos dedicados a la extorsión, el tráfico de influencias y delitos económicos varios.
 
  • El interés general se ve reflejado con periodicidad (siempre, a todas luces, insuficiente; no es así en casos como Suiza).
 
  • El interés corporativo es, en mi opinión el más frecuentemente representado y en este me quiero centrar en las pocas líneas más que escribiré.
Me encontraba leyendo un manual sobre Sistema Político de la UE y caí en la cuenta de las abismales diferencias que existen entre el sistema de representación de intereses en España y en la UE (o EEUU).
 
En España, tenemos un sistema de representación de intereses corporativa en el que la noticia más común es en la que la patronal y sindicatos se sientan a negociar con el Ejecutivo nacional y, sin embargo, nunca escuchamos/leemos que se han sentado a negociar, por ejemplo, el Gobierno, la patronal, la OCU y FACUA la nueva subida de tipos de interés o del IVA.
 
La tesis que barajo, en esta búsqueda de alternativas a los métodos no convencionales, es un cambio de paradigma en la representación de intereses en España y un paso hacia un modelo a europea (de la UE) mejorando, obviamente, la representación de intereses generales (aquí cabe lo de la IPL, las reformas electorales, etc.). Sobre todo, en un contexto en el que, cada vez más, se está hablando de los single-issue party (Mudde, C.; 1999). Un cambio que nos haga transitar desde una representación corporativista de intereses (Gobierno-CEO-sindicatos) a una representación neopluralista; de una representación basada en la división de la sociedad entre empresarios y trabajadores a la apertura de las puertas de La Moncloa para la negociación sectorial en la pluralidad de temas con la pluralidad de agentes representativos de los intereses en dichos temas (al menos con los más representativos como, en el caso de los consumidores, la CEOE, la OCU y/o Facua).
 
En este caso, el reproche que se puede hacer a esta tesis es que se pueden producir sesgos por la mayor capacidad (normalmente económica y publicitaria) de presión, de "secuestro de políticas" o "policy buying" (Mackay, A.) que pueden ejercer las grandes multinacionales frente a la débil presión de, por ejemplo, Amnistía Internacional. Esto sería cierto en un modelo pluralista pero no en un sistema neopluralista en el que, según Hix y Hoyland "los sesgos inherentes al pluralismos se pueden superar si lso altos funcionarios del estado dejan de ser árbitros neutrales (Dunleavy y O'Learly, 1987; Petrarcca, 1994). En este modelo, los burócratas buscan deliberadamente los intereses públicos infrarrepresentados, les ofrecen subsidios y les conceden acceso (Lindblom, 1977)" (Hix y Hoyland, 2012: p. 161-163).
 
En conclusión: la sociedad española demanda cambios en el sistema referentes, entre otras muchas cosas, a la participación ciudadana. Un cambio que se tendrá que dar en los mecanismos de representación de intereses generales (ILP vinculante, mayor frecuencia de referendums y consultas, etc.) y de intereses corporativos de los grupos de presión para, con esto, evitar el surgimiento de formas de participación no convencional que, en mi opinión, erróneamente, se ponen en el mismo tablero que el terrorismo (lo cual es terrorismo en sí mismo, ya que infunde terror popular).  
 
Propongo un cambio de paradigma porque un régimen que se niegue a ver la realidad de la representación de intereses corporativos en el sistema y, por tanto, a regularlos, será un régimen que siempre se sentará con bancos, inmobiliarias y patronales para negociar la Ley de desahucios.
 
Fernando Ntutumu
Socio de AVAPOL

McKay, A. (2012). Buying policy? the effects of lobbyists' resources on their policy success. Political Research Quarterly,65(4), 908-923. doi: http://dx.doi.org/10.1177/1065912911424285

Mudde, C. (1999). The single-issue party thesis: Extreme right parties and the immigration issue. West European Politics, 22 (3), 182-197.

Hix, S y Hoyland, B. (2012). Sistema político de la UE. McGraw-Hill, ISBN: 9788448180027, 432 páginas.

1 comentario:

  1. Tenia entendido que la PAH es una plataforma y no un grupo de interés. Se organiza más bien como un movimiento social. Con el escrache se actua por la vía de la acción directa.

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